Los medicamentos diseñados para apoyar la pérdida de peso han ayudado a muchas personas a bajar de peso y mantener su progreso a lo largo del tiempo. Estos medicamentos suelen ser un componente integral de un plan más amplio para controlar la obesidad. Si usted es un profesional de la salud que atiende a pacientes con problemas de peso, es muy probable que haya recibido preguntas sobre estos medicamentos, especialmente sobre las opciones más nuevas como la semaglutida y la liraglutida. Dada la atención que estos medicamentos reciben en los medios de comunicación, la preocupación por sus posibles efectos secundarios es cada vez más común.
Las investigaciones científicas han comenzado a centrarse en los efectos adversos de medicamentos como los agonistas del receptor GLP-1. Por ejemplo, un estudio publicado en JAMA a finales de 2023 documentó efectos secundarios gastrointestinales, desde náuseas leves hasta problemas más graves como la pancreatitis.
Debido a que suspender estos medicamentos a menudo da como resultado un aumento de peso significativo, es fundamental que cualquier persona que esté considerando tomarlos comprenda los posibles riesgos involucrados.
Si un paciente se muestra reacio a iniciar un medicamento en particular debido a la preocupación por los efectos secundarios, puede que valga la pena explorar alternativas. Existe una amplia gama de fármacos disponibles que actúan sobre diferentes vías biológicas relacionadas con el hambre, la saciedad y el metabolismo. Adaptar el tratamiento al perfil individual es clave para el éxito a largo plazo.
Ya sea que usted sea un médico que prescribe estos medicamentos o un paciente que esté pensando en discutirlos con su médico, tener expectativas claras acerca de los posibles efectos secundarios le ayudará con la planificación y la preparación.
Criterios de elegibilidad para medicamentos para bajar de peso
El principal indicador para determinar quién puede tomar medicamentos para bajar de peso es el índice de masa corporal (IMC). Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ofrecen una calculadora de IMC para adultos en su sitio web.
Para medicamentos como la semaglutida y la liraglutida, la elegibilidad suele incluir a adultos o adolescentes de 12 años o más con un IMC de 30 o superior. Las personas con un IMC de 27 o superior también pueden ser elegibles si padecen afecciones relacionadas, como hipertensión, colesterol alto o diabetes. En estos casos, la presencia de comorbilidades justifica la intervención médica, aunque un IMC de 30 o superior es suficiente, ya que la obesidad se clasifica como una enfermedad crónica.
Los criterios de elegibilidad para otros medicamentos (como orlistat, fentermina y la combinación naltrexona-bupropión) son en gran medida similares, aunque no todos están aprobados para su uso en poblaciones más jóvenes.
La tirzepatida, una incorporación más reciente a la gama de herramientas farmacéuticas, actualmente está aprobada solo para adultos con un IMC de al menos 30. Este fármaco es único porque actúa sobre los receptores GLP-1 y GIP, de forma similar a otros medicamentos que aún se encuentran en ensayos clínicos.
Aumento del escrutinio sobre los efectos secundarios gastrointestinales de los medicamentos populares para bajar de peso
A medida que más personas usan estos medicamentos y se mantienen en el mercado durante más tiempo, conocemos mejor su seguridad a largo plazo y sus perfiles de efectos secundarios. Con los agonistas de los receptores GLP-1 y GIP en el punto de mira, no sorprende que las preguntas sobre los efectos secundarios digestivos sean cada vez más frecuentes.
Un estudio realizado en 2023 encontró que casi el 70% de las personas que usaban semaglutida o liraglutida interrumpieron el tratamiento dentro de un año.
Existen muchas posibles explicaciones para esta tendencia, desde efectos secundarios adversos hasta cobertura limitada de seguros o incluso escasez de suministro. Independientemente de la causa, esta alta tasa de abandono es un factor a considerar al decidir qué medicamento recomendar.
Aproximadamente el 4,5 % de los usuarios del mismo estudio interrumpieron el tratamiento específicamente debido a efectos secundarios. Otra investigación centrada en la semaglutida administrada semanalmente mostró una tasa de interrupción del 7 % en el plazo de un año debido a reacciones adversas.
El sistema digestivo parece ser el más comúnmente afectado. Muchos pacientes reportan náuseas, vómitos o malestar estomacal general como motivos para suspender el tratamiento. En resumen: aproximadamente el 44 % de los usuarios de semaglutida experimenta náuseas, el 30 % reporta diarrea, el 24 % tiene vómitos o estreñimiento, el 20 % sufre dolor abdominal y un porcentaje menor presenta hinchazón, gases, acidez estomacal o indigestión.
Resumen de los efectos secundarios de los medicamentos comunes para bajar de peso
Analicemos los efectos secundarios conocidos de varios medicamentos para bajar de peso de uso común: fentermina (con o sin topiramato), naltrexona-bupropión, liraglutida, semaglutida, orlistat y tirzepatida. Para obtener información de seguridad completa y actualizada, consulte las instrucciones del fabricante.
1. Fentermina
La fentermina tiene la distinción de ser uno de los primeros medicamentos aprobados para bajar de peso, que data de 1959. A menudo se combina con topiramato para mejorar la eficacia.
Actúa principalmente suprimiendo el apetito mediante la estimulación del sistema nervioso central. Sin embargo, no es adecuado para pacientes con problemas de tiroides, cardiopatías o glaucoma, ni para quienes hayan sufrido un accidente cerebrovascular.
Los efectos secundarios pueden incluir insomnio, hipertensión arterial, inquietud, taquicardia, temblores y cefaleas. Existe el riesgo de interacciones con ciertas sustancias, como inhibidores de la MAO, alcohol, simpaticomiméticos y anestésicos específicos.
2. Combinación de fentermina y topiramato
Esta combinación debe evitarse durante el embarazo debido a sus posibles riesgos. Su doble acción —reducir el apetito y aumentar la sensación de saciedad— la convierte en una opción atractiva.
Los efectos adversos pueden incluir sensación de hormigueo, mareos, alteración del gusto, estreñimiento, sequedad bucal y dificultad para dormir. Las personas con hipertensión no controlada, afecciones cardíacas, glaucoma o sensibilidad a los estimulantes deben evitar este medicamento.
3. Naltrexona-Bupropión
Este dúo combate tanto los antojos como el apetito, lo que lo convierte en una opción valiosa para muchos. Sin embargo, está contraindicado para personas con trastornos convulsivos o que consumen opioides.
Los efectos secundarios frecuentes incluyen náuseas, dolores de cabeza, vómitos, insomnio, boca seca, mareos, estreñimiento y diarrea.
4 y 5. Liraglutida y semaglutida
Tanto la liraglutida como la semaglutida son medicamentos inyectables, aunque existen versiones orales para el tratamiento de la diabetes tipo 2. La liraglutida se administra diariamente, mientras que la semaglutida se toma semanalmente. Estos medicamentos ayudan a aumentar la saciedad y a reducir la ingesta de alimentos.
Los efectos secundarios de la liraglutida incluyen náuseas, fatiga, estreñimiento, vómitos, diarrea, mareos, indigestión, dolor de cabeza, disminución del apetito y dolor abdominal. También puede presentarse aumento de la frecuencia cardíaca y de los niveles de lipasa.
En el caso de la semaglutida, las molestias digestivas son especialmente frecuentes durante las primeras etapas del tratamiento. Para mitigar estos efectos, las dosis suelen aumentarse gradualmente. Otros efectos secundarios pueden incluir eructos, distensión abdominal, dolor de cabeza, mareos, fatiga, acidez estomacal, fiebre y síntomas similares a la ictericia.
Informes recientes en los medios de comunicación han suscitado preocupación sobre la posibilidad de que la semaglutida aumente los pensamientos suicidas. Sin embargo, un estudio publicado en enero de 2024 en Nature Medicine reveló que los usuarios de semaglutida tenían una probabilidad significativamente menor (entre el 49 % y el 73 %) de experimentar ideación suicida en comparación con los usuarios de otros tratamientos para la obesidad.
El artículo de JAMA mencionado anteriormente comparó los agonistas de GLP-1 con naltrexona-bupropión, revelando un mayor riesgo de afecciones como pancreatitis, bloqueos intestinales y vaciamiento gástrico retardado en quienes toman medicamentos GLP-1.
Los estudios en curso continuarán perfeccionando nuestra comprensión de esta clase de medicamentos, por lo que es esencial mantenerse informado a través de la literatura científica.
6. Orlistat
El orlistat actúa inhibiendo la enzima digestiva lipasa, que descompone las grasas. Esto significa que las grasas de la dieta se excretan en lugar de absorberse, lo que favorece la pérdida de peso.
Sin embargo, este mecanismo suele provocar problemas gastrointestinales. Los efectos secundarios suelen incluir secreción rectal oleosa, deposiciones frecuentes y, ocasionalmente, incontinencia o flatulencia con pérdidas.
7. Tirzepatida
Inicialmente creada para la diabetes tipo 2, la tirzepatida recibió la aprobación para su uso en la pérdida de peso en 2023. Como agonista de los receptores GLP-1 y GIP, aumenta la sensación de saciedad y ayuda a los usuarios a adherirse a dietas bajas en calorías.
Los efectos secundarios incluyen problemas gastrointestinales como estreñimiento, hinchazón y diarrea. Los riesgos más graves pueden incluir pancreatitis, enfermedad de la vesícula biliar, complicaciones renales y niveles peligrosamente bajos de azúcar en sangre.
El fabricante también ha emitido advertencias sobre el riesgo de tumores tiroideos. Se debe vigilar a los pacientes para detectar síntomas como dificultad para tragar, ronquera persistente, hinchazón del cuello o dificultad para respirar.
Cómo equilibrar los beneficios y los riesgos al considerar medicamentos para bajar de peso
Si bien los medicamentos pueden ser una herramienta eficaz para controlar el peso como parte de un enfoque terapéutico más amplio, no están exentos de posibles desventajas. La clave está en sopesar los beneficios esperados frente a los posibles efectos secundarios para garantizar que el medicamento elegido se ajuste al perfil de salud y los objetivos del paciente.