¿Qué es la tuberculosis? ¿Cómo se trata?

La tuberculosis (TB) es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis . Afecta principalmente a los pulmones, pero también puede afectar a otros órganos, provocando una inflamación grave. Comúnmente conocida por su nombre médico, tuberculosis, la enfermedad se propaga a través de las gotitas respiratorias que una persona infectada exhala al toser, estornudar o exhalar. Estas gotitas pueden ser inhaladas por otras personas, lo que permite que la bacteria entre en sus vías respiratorias y potencialmente cause una infección.

En 2020, aproximadamente 10 millones de personas en todo el mundo fueron diagnosticadas con tuberculosis y, trágicamente, 1,5 millones perdieron la vida a causa de la enfermedad.

¿Cuáles son los síntomas de la tuberculosis?

La tuberculosis no siempre se activa inmediatamente después de la infección. En algunos casos, la bacteria permanece latente, especialmente en personas con un sistema inmunitario fuerte. Sin embargo, si el sistema inmunitario se debilita, la infección puede activarse, provocando una aparición gradual de síntomas. Estos síntomas generalmente se clasifican en dos grupos: efectos sistémicos (en todo el cuerpo) y manifestaciones pulmonares. Si bien la tuberculosis se reconoce principalmente como una enfermedad respiratoria, también puede afectar otros órganos, produciendo síntomas relacionados con la zona afectada.

Los síntomas comunes de la tuberculosis incluyen:

  • Fiebre
  • sudores nocturnos
  • Pérdida de peso inexplicable y pérdida de apetito.
  • Fatiga y debilidad persistentes

Los síntomas respiratorios a menudo incluyen:

  • Una tos que dura más de dos semanas
  • Producción de flema, a veces con sangre (hemoptisis)
  • Dolor en el pecho y la espalda
  • Dificultad para respirar y ronquera

Las personas con sistemas inmunitarios debilitados pueden experimentar síntomas con mayor rapidez. Si bien la tuberculosis es contagiosa, la transmisión no es tan fácil como la de otras infecciones. Ciertas afecciones, como el VIH, la enfermedad renal, la cardiopatía o las cirugías recientes, aumentan la susceptibilidad a la tuberculosis.

La infección de tuberculosis progresa en dos etapas:

  1. Tuberculosis latente : La bacteria permanece inactiva en el organismo y no causa síntomas. El sistema inmunitario mantiene la infección bajo control, impidiendo su propagación o contagio. Sin embargo, la tuberculosis latente puede requerir tratamiento para evitar su futura activación.
  2. Tuberculosis activa : Cuando el sistema inmunitario se debilita, las bacterias se multiplican, lo que provoca síntomas evidentes. La tuberculosis activa es contagiosa y, si no se trata, supone graves riesgos para la salud.

Los grupos de alto riesgo de tuberculosis activa incluyen:

  • Personas con sistemas inmunológicos debilitados
  • Personas mayores y niños pequeños

SÍNTOMAS TEMPRANOS DE LA TUBERCULOSIS

Las señales de alerta temprana pueden incluir:

  • Una tos persistente (que dura tres semanas o más)
  • esputo teñido de sangre
  • Pérdida de peso significativa y reducción del apetito.
  • fatiga crónica
  • Ganglios linfáticos inflamados, especialmente en el cuello
  • Fiebre y sudores nocturnos
  • Molestias o dolor en el pecho
  • Dolor de estómago, dolor en las articulaciones o dolor de huesos.
  • Confusión o dolores de cabeza persistentes (en casos de afectación cerebral)

¿Cómo se diagnostica la tuberculosis?

La tuberculosis latente a menudo pasa desapercibida y no presenta síntomas, por lo que las pruebas diagnósticas son esenciales para las personas en riesgo. Se recomienda realizar la prueba a quienes:

  • Ha estado en contacto cercano con un paciente con tuberculosis.
  • Ha vivido o viajado a regiones con altas tasas de tuberculosis.
  • Trabajar en entornos donde es posible la exposición a la tuberculosis

El diagnóstico comienza con un examen clínico exhaustivo, que incluye la revisión de la historia clínica y una exploración física para detectar ganglios linfáticos inflamados o anomalías pulmonares. Dos pruebas principales detectan la bacteria de la tuberculosis:

  • Prueba cutánea de la tuberculina (TST)
  • Análisis de sangre para tuberculosis (ensayo de liberación de interferón gamma, IGRA)

Ninguna de las pruebas permite distinguir entre tuberculosis latente y activa. Para confirmar la tuberculosis activa, los médicos pueden solicitar pruebas adicionales, como:

  • Análisis de esputo
  • Radiografías de tórax o tomografías computarizadas

El diagnóstico temprano es fundamental, ya que tanto la tuberculosis latente como la activa requieren tratamiento para prevenir complicaciones.

¿Cómo se trata la tuberculosis?

El tratamiento de la tuberculosis consiste en una combinación de antibióticos diseñados para eliminar la bacteria. Si no se trata, la tuberculosis puede ser mortal. El tratamiento estándar dura al menos seis meses, aunque algunos casos requieren una terapia más prolongada bajo supervisión médica. El estricto cumplimiento del régimen de medicación prescrito es crucial para garantizar la eficacia y prevenir el desarrollo de cepas resistentes a los medicamentos.

Si la tuberculosis se propaga más allá de los pulmones, puede causar complicaciones graves, incluidos problemas cardiovasculares, disfunción metabólica o incluso sepsis, una infección sistémica potencialmente mortal.

La tuberculosis activa es contagiosa y peligrosa sin el tratamiento adecuado. Afortunadamente, la mayoría de los casos son curables, especialmente si se detectan a tiempo. Las personas con alto riesgo o que presenten síntomas deben buscar atención médica de inmediato.

Conocida como una «enfermedad silenciosa», la tuberculosis requiere un tratamiento a largo plazo y paciencia. El uso constante de los medicamentos recetados no solo garantiza el éxito del tratamiento, sino que también reduce el riesgo de transmisión. Un tratamiento inconsistente puede provocar tuberculosis resistente a los medicamentos, que es más difícil de curar.

Recomendaciones de estilo de vida para pacientes con tuberculosis:

  • Asegúrese de que los espacios habitables tengan una ventilación adecuada (el aire fresco favorece la recuperación).
  • Exponga la ropa de cama y la ropa a la luz solar (la luz ultravioleta mata las bacterias de la tuberculosis).
  • Evite fumar y beber alcohol ya que debilitan el sistema inmunológico.
  • Mantenga una dieta nutritiva y manténgase hidratado para favorecer la curación.

Con atención médica adecuada y ajustes en el estilo de vida, la tuberculosis se puede controlar y superar de manera eficaz.

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