Es ampliamente aceptado que la calidad del sueño tiene un profundo impacto en el bienestar general. Una afección que altera gravemente el sueño es la apnea obstructiva del sueño (AOS), que se encuentra entre los trastornos del sueño más prevalentes.
El Consejo Nacional sobre el Envejecimiento informa que la AOS afecta a aproximadamente 39 millones de adultos en Estados Unidos. Lo que hace que esta afección sea particularmente notable es su fuerte vínculo con la obesidad, un factor clave y crucialmente reversible. Esto resalta el potencial del control de peso para mejorar significativamente la vida de las personas con AOS.
¿Qué es la apnea del sueño?
La apnea obstructiva del sueño es un trastorno grave del sueño en el que la respiración se ralentiza significativamente o se detiene por completo varias veces durante el descanso. Esto suele ocurrir porque las vías respiratorias se obstruyen o colapsan.
Clínicamente, la AOS se diagnostica cuando una persona presenta al menos cinco episodios por hora según el índice de apnea-hipopnea (IAH). Esta métrica incluye tanto las apneas completas (pausas completas en la respiración o una disminución del 10 % del flujo de aire habitual durante al menos 10 segundos) como las hipopneas, en las que la respiración se reduce solo parcialmente, generalmente en un 30 % o más, durante la misma duración. Las personas con AOS suelen referir somnolencia diurna persistente como síntoma principal.
Las investigaciones demuestran que la probabilidad de desarrollar AOS aumenta con el aumento del índice de masa corporal (IMC). Medidas adicionales como el índice cintura-cadera y la circunferencia del cuello también son valiosas para el diagnóstico. Un amplio estudio con casi 700 adultos reveló que aumentar un 10 % del peso corporal podría sextuplicar el riesgo de AOS.
En otro conjunto de datos con más de 1000 participantes, la AOS, de moderada a grave, se presentó en el 11 % de los hombres con peso normal y el 3 % de las mujeres, en comparación con el 63 % de los hombres con obesidad y el 22 % de las mujeres con obesidad. Cabe destacar que casi el 60 % de los niños con obesidad también padecen AOS. Cada afección tiende a intensificar la otra, lo que subraya la importancia de abordarlas conjuntamente.
La conexión entre el sobrepeso y la apnea del sueño
Tener demasiada grasa corporal, sobre todo en el cuello y la parte superior del cuerpo, sobrecarga las vías respiratorias. Este aumento de presión puede provocar que las vías respiratorias se estrechen o colapsen durante el sueño.
Esta compresión interfiere con el control muscular de la garganta, reduce el volumen pulmonar y contribuye a las dificultades respiratorias nocturnas. Por ello, los profesionales médicos consideran el IMC y la circunferencia del cuello como indicadores cruciales al evaluar a un paciente con AOS.
Es fundamental tener en cuenta que la apnea del sueño no es exclusiva de las personas con obesidad. Afecciones como hipotiroidismo, obstrucciones nasales o irregularidades anatómicas también pueden contribuir. Sin embargo, la relación entre la obesidad y la AOS no es unidireccional; cada una puede agravar a la otra.
¿Puede la apnea del sueño causar aumento de peso?
Si bien se sabe que aumentar de peso contribuye a la apnea del sueño, tener AOS sin tratar también puede preparar el terreno para un mayor aumento de peso.
Cualquier interrupción del sueño puede interferir con el ritmo circadiano del cuerpo, que regula muchos procesos biológicos esenciales. Cuando este ritmo se altera, las personas pueden desarrollar hábitos alimenticios irregulares y experimentar cambios metabólicos que favorecen el aumento de peso. De hecho, la apnea del sueño no tratada se relaciona con diversas complicaciones, como hipertensión arterial, niveles anormales de colesterol, niveles elevados de azúcar en sangre, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Estos problemas se abordan en detalle en recursos como el Algoritmo de la Obesidad.
Específicamente, la AOS se ha relacionado con la resistencia a la insulina y la intolerancia a la glucosa. Los niveles de grasas en sangre también suelen estar desequilibrados, con niveles elevados de triglicéridos y niveles de HDL inferiores a lo normal. Las hormonas que influyen en el apetito y el metabolismo, como la grelina y la leptina, también se ven afectadas. La grelina, que estimula el hambre, se encuentra en niveles más altos en pacientes con AOS. Por otro lado, la falta de sueño tiende a suprimir la leptina, la hormona responsable de la señal de saciedad al cerebro.
La adiponectina, otra hormona que ayuda a regular la glucosa y reduce la inflamación, tiende a ser baja tanto en la AOS como en la obesidad. Además de todos estos factores, la fatiga causada por la apnea del sueño puede dificultar el ejercicio, reduciendo la actividad física, un componente fundamental para un control de peso saludable.
Impacto de la apnea del sueño no tratada
La AOS no es una afección que se resuelva por sí sola. El tratamiento a largo plazo es esencial para mejorar la función y la salud general. Iniciar la terapia, generalmente con una máquina de CPAP (Presión Positiva Continua en las Vías Respiratorias), puede mejorar rápidamente la concentración, el estado de ánimo y los niveles de energía diarios.
Sin embargo, sin tratamiento, las consecuencias pueden ser graves. Una publicación de 2015 en el World Journal of Otorhinolaryngology-Head and Neck Surgery destacó que la AOS no diagnosticada puede provocar una serie de problemas fisiológicos, como un mayor riesgo de cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, síndromes metabólicos, somnolencia diurna extrema, disminución del rendimiento laboral, accidentes de tráfico e incluso muerte prematura. Estas consecuencias de gran alcance también suponen una carga financiera para los sistemas de salud y la sociedad en su conjunto.
Las enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares, a menudo se observan junto con la AOS, lo que crea un círculo vicioso en el que una afección amplifica la otra, lo que a veces dificulta aún más la pérdida de peso.
¿Puede la pérdida de peso curar la apnea del sueño?
Se ha demostrado que perder el exceso de peso reduce tanto la probabilidad como la gravedad de la apnea del sueño.
Entre todos los factores de riesgo modificables, el peso corporal es el más importante. Mantenerse dentro de un rango de peso saludable puede reducir significativamente la probabilidad de desarrollar AOS o reducir su intensidad en quienes ya la padecen.
Incluso una pérdida de peso modesta, de entre el 5 % y el 10 % de la masa corporal total, puede producir mejoras apreciables. En muchos casos, este grado de cambio puede hacer que los síntomas de la AOS sean más manejables o incluso prevenir su aparición.
Consideraciones al tratar a personas con AOS y obesidad
Muchos pacientes acuden a su médico con la sospecha de que pueden tener apnea del sueño. Las señales de alerta más comunes incluyen cansancio persistente, ronquidos reportados por la pareja o patrones de sueño anormales registrados mediante dispositivos portátiles como pulseras de actividad física o relojes inteligentes.
Estos dispositivos pueden monitorear la frecuencia cardíaca y los niveles de oxígeno, y algunos pueden detectar inquietud durante el sueño, lo que ofrece pistas importantes. Aun así, muchas personas solo presentan fatiga, lo que requiere que el médico considere diversos factores y descarte otras afecciones antes de confirmar la AOS.
Diagnóstico de la apnea obstructiva del sueño
Varias características físicas pueden indicar la presencia de apnea del sueño. Por ejemplo, una circunferencia del cuello superior a 40 cm en mujeres o 43 cm en hombres se considera una posible señal de alerta. Las anomalías estructurales en la nariz, la garganta o la mandíbula también pueden aumentar el riesgo.
Además, los pacientes con antecedentes de problemas cardiovasculares, hipertensión o ritmos cardíacos irregulares suelen tener más probabilidades de padecer AOS.
Para ayudar al diagnóstico, los proveedores de atención médica pueden utilizar herramientas de evaluación estructuradas como el Cuestionario del sueño de Berlín, la Escala de somnolencia de Epworth o el Cuestionario STOP-BANG, todos ellos instrumentos de detección validados.
Apoyo a un paciente con obesidad y AOS
Es crucial ayudar a los pacientes a comprender la interrelación entre la AOS y la obesidad. Un tratamiento exitoso suele requerir abordar ambas simultáneamente. Esto a menudo implica guiar al paciente para que reconsidere la obesidad como una condición médica y no como un defecto personal.
Una vez establecido este entendimiento, se puede animar a los pacientes a explorar diversas opciones de tratamiento, desde el control de peso hasta el apoyo a la salud mental. Si el insomnio es una preocupación, especialmente si está relacionado con factores emocionales o psicológicos, puede ser adecuado derivar al paciente a un especialista en salud mental.
Tratamiento de la apnea obstructiva del sueño
La máquina CPAP sigue siendo la piedra angular del tratamiento de la apnea del sueño. Funciona suministrando un flujo constante de aire a través de una mascarilla, lo que evita que las vías respiratorias se colapsen durante la noche.
La mayoría de los usuarios experimentan una mejora inmediata en su estado de alerta, estado de ánimo y síntomas como el dolor de cabeza matutino. Sin embargo, la CPAP no es la única solución. La pérdida de peso sigue siendo una intervención eficaz; una reducción de tan solo un 10 % del peso corporal puede resultar en una mejora de hasta un 20 % en la gravedad de la AOS.
Otros enfoques incluyen aparatos dentales personalizados, cambios de comportamiento y estrategias de higiene del sueño. Modificaciones en el estilo de vida, como dejar de fumar y eliminar el alcohol y los sedantes, también pueden ser útiles. En casos más avanzados, se pueden considerar opciones quirúrgicas para resolver los bloqueos físicos.