La insulina sigue siendo fundamental en el tratamiento de la diabetes tipo 1 y tipo 2. Sin embargo, uno de sus efectos secundarios más frecuentes es el aumento de peso. Esto puede ser motivo de preocupación para muchos pacientes, ya sea por razones estéticas o por implicaciones para la salud. De hecho, una investigación publicada en Diabetes, Obesity and Metabolism en 2007 advierte que el aumento de peso asociado con la terapia con insulina puede ser considerable y afectar negativamente la salud cardiovascular.
Para las personas que se someten a tratamiento con insulina, el aumento de peso involuntario puede generar insatisfacción con su régimen terapéutico. Algunas incluso pueden dudar en comenzar a usar insulina debido a temores arraigados en experiencias personales o malentendidos sobre sus efectos secundarios. Por lo tanto, es fundamental explorar esta relación con mayor profundidad y brindar una comunicación clara y comprensiva con los pacientes sobre este tema.
¿Por qué la insulina puede provocar aumento de peso?
La administración externa de insulina, especialmente en personas con diabetes tipo 2 que ya presentan resistencia a la insulina, puede intensificar un nivel ya elevado de insulina circulante (una condición conocida como hiperinsulinemia). En estos casos, el cuerpo tiene dificultades para almacenar eficazmente la glucosa como glucógeno. En cambio, gran parte de la glucosa se convierte en grasa mediante un proceso llamado lipogénesis de novo. Este cambio metabólico contribuye a un mayor almacenamiento de grasa y al consiguiente aumento de peso.
Otro factor es la hipoglucemia, que a menudo estimula el hambre, lo que lleva a un mayor consumo de calorías, una respuesta bien documentada al uso de insulina (MacKay et al., 1940; Lotter y Woods, 1977). Los pacientes comen con frecuencia para contrarrestar la hipoglucemia, incluso antes de que se presente, un comportamiento conocido como «picoteo defensivo».
En algunos casos, el uso de insulina puede, inadvertidamente, otorgar a los pacientes la sensación de libertad para relajar las restricciones dietéticas. Otros simplemente pueden recuperar el peso que habían perdido antes del diagnóstico. La predisposición genética también puede influir en el aumento de peso durante la terapia con insulina. El apoyo nutricional y una guía de alimentación estructurada pueden ayudar a mitigar estas tendencias.
Grado de aumento de peso con insulina
El grado en que la insulina contribuye al aumento de peso varía considerablemente entre individuos. Un estudio en particular monitorizó a 2179 adultos durante un período de 12 meses para rastrear los cambios en el peso corporal y los factores asociados. Los resultados, publicados en Diabetes Care , mostraron que, en promedio, los participantes aumentaron 1,78 kilogramos, y casi una cuarta parte aumentó más de 5 kilogramos. Un mayor aumento de peso se asoció notablemente con valores iniciales más altos de A1C, dosis mayores de insulina y niveles iniciales más bajos de IMC.
De manera similar, un artículo en Diabetes Obesity and Metabolism informó que la terapia con insulina en pacientes con diabetes tipo 2 a menudo resulta en un aumento de peso de entre 3 y 9 kilogramos durante el primer año, principalmente debido al aumento de la masa grasa.
Variaciones en el aumento de peso según el tipo de insulina
El tipo de insulina que usa un paciente puede afectar la probabilidad y el grado de aumento de peso. Los análogos de insulina basal parecen presentar un menor riesgo de aumento de peso en comparación con las opciones de insulina humana más antiguas. Estos análogos más nuevos mantienen un patrón de liberación más estable y conllevan un menor riesgo de causar hipoglucemia nocturna.
Entre las insulinas basales, algunos estudios sugieren que la insulina detemir (Levemir) produce un menor aumento de peso que la insulina glargina (Lantus Solostar, Basaglar KwikPen, Toujeo SoloStar).
Estrategias para abordar el aumento de peso asociado a la insulina
Al iniciar o continuar la terapia con insulina, es fundamental monitorear y controlar activamente los cambios en el peso corporal del paciente. Un enfoque multifacético puede mejorar el resultado general del tratamiento.
Prepare a los pacientes para lo que les espera
Es importante conversar honestamente con los pacientes sobre el posible aumento de peso y explicarles por qué podría ocurrir. Comprender sus preocupaciones y mostrar empatía contribuye enormemente a generar confianza y cooperación.
Promover la alimentación saludable y la actividad física
Educar a los pacientes sobre cómo sus elecciones alimentarias y niveles de actividad física afectan su condición es fundamental. Ofrecer consejos específicos sobre qué comer y cuándo hacerlo puede ser muy beneficioso. En cuanto a la actividad física, la Asociación Americana de la Diabetes recomienda integrar ejercicios cardiovasculares y de resistencia en la rutina.
Enfatizar la adherencia al plan prescrito
Es fundamental seguir el régimen de insulina prescrito. Se debe advertir a los pacientes que nunca reduzcan ni suspendan la insulina sin consejo médico, incluso si les preocupa el aumento de peso.
Considere medicamentos adicionales cuando sea apropiado
Es común combinar la insulina con otros fármacos. Por ejemplo, la metformina suele ser bien tolerada y puede ayudar a reducir el peso corporal. Los agonistas del receptor de GLP-1 son otra opción que puede ser útil. Cualquier ajuste o adición al plan de medicación del paciente debe supervisarse de cerca, especialmente porque puede influir en los requisitos de dosis de insulina.
Preguntas frecuentes sobre la insulina y el aumento de peso
¿Por qué la insulina dificulta la pérdida de peso?
Iniciar el tratamiento con insulina puede complicar el control del peso, sobre todo si los pacientes no adaptan su dieta y actividad física adecuadamente. Una dieta rica en carbohidratos simples, pero deficiente en fibra, puede disparar los niveles de insulina y glucosa, provocando hambre. Esto, sumado a una alimentación defensiva para evitar la hipoglucemia, puede llevar a comer en exceso.
¿Cómo afectan los niveles de azúcar en la sangre al peso corporal en los diabéticos?
Los niveles fluctuantes de glucosa están estrechamente relacionados con el peso corporal. Un nivel alto de azúcar en sangre suele correlacionarse con el aumento de peso, especialmente en personas propensas a la resistencia a la insulina. Controlar la glucemia mediante decisiones dietéticas inteligentes ayuda a estabilizar los niveles de energía y la ingesta calórica, lo que, en última instancia, favorece tanto el control del peso como la regulación de la glucosa.
¿Se pueden utilizar los agonistas de GLP-1 junto con la insulina?
Sí, aunque hay algunas consideraciones. Medicamentos como Wegovy y Ozempic pueden aumentar el riesgo de hipoglucemia al usarse con insulina. No obstante, es posible la coadministración. Según la revista Drugs , al añadir un agonista del receptor de GLP-1, la dosis de insulina debe reducirse (normalmente alrededor de un 20 %), especialmente si la HbA1c del paciente ya es del 8 % o inferior.