Síndrome de boca ardiente

Los pacientes describen dolor, molestias y ardor en la boca, lengua, paladar, mejillas y encías. Se denomina «síndrome de boca ardiente» (SBA). Las molestias son más leves por la mañana, empeoran gradualmente durante el día y suelen aliviarse con la ingesta de alimentos. La mucosa oral suele estar normal, pero algunos pacientes pueden presentar grietas en la lengua. Algunos pacientes manifiestan percibir diferentes sabores en la boca, como amargos o metálicos. Puede ir acompañado de náuseas. Sin embargo, el síntoma más frecuente es el ardor en la boca y la garganta.

El ardor bucal es un problema poco común. Se estima que afecta entre el 1% y el 3% de la población adulta. Es de 5 a 7 veces más común en mujeres que en hombres. La enfermedad es poco frecuente antes de los 30 años. Se observa principalmente en mujeres de mediana edad y mayores. La mayoría de los pacientes son mujeres posmenopáusicas de entre 50 y 60 años.

La enfermedad suele tener un inicio lento y el síndrome de boca irritada empeora con los años. En aproximadamente la mitad de los pacientes, los síntomas iniciales del síndrome de boca irritada se asocian con problemas y tratamientos dentales. Por ello, acuden primero a un dentista o a un otorrinolaringólogo.

El síndrome de boca ardiente (SBA) es un dolor neuropático de origen desconocido. La enfermedad casi siempre se acompaña de una disminución del sentido del gusto.

Se cree que los problemas psicológicos en los pacientes son consecuencia de la enfermedad, no la causa. Sin embargo, también se sabe que la tasa de personas que han recibido tratamiento psiquiátrico en el pasado es mayor.

Antes del diagnóstico

Antes de diagnosticar el síndrome de boca quemada, se debe investigar la presencia de otras patologías que puedan causar síntomas similares.

Enfermedades que pueden causar síntomas similares y deben considerarse en el diagnóstico diferencial;

Inflamaciones intraorales (inflamaciones con microbios llamados hongos o virus)
Problemas dentales, empastes y prótesis
Tabaquismo, masticación y consumo frecuente de alcohol
Síndrome de Sjögren (Una enfermedad con sequedad de boca y ojos)
Enfermedades reumáticas como esclerodermia y artritis reumatoide
Enfermedad por reflujo gastroesofágico
Quimioterapia, radioterapia
Diabetes mal controlada
Deficiencias de hierro, ácido fólico, vitamina B12 y otras vitaminas B, deficiencia de zinc
Hipotiroidismo (glándula tiroides hipoactiva)
Trastornos psicológicos (Depresión, ansiedad, hipocondría, etc.)

síndrome de boca ardiente dental

Síntomas del síndrome de boca ardiente

Escuchar detalladamente las quejas del paciente e investigar otras enfermedades mencionadas anteriormente que puedan causar síntomas similares al síndrome de ardor bucal constituyen el paso más importante del diagnóstico. Se debe prestar especial atención a otras enfermedades en personas mayores con molestias bucodentales.

Los hallazgos que apoyan la existencia del síndrome de la boca caliente son:

Sensación de ardor y/o dolor en la boca (se puede sentir en la lengua, paladar, labios o encías)
Sabor metálico y/o amargo en la lengua y boca seca
Alivio del dolor con la ingesta de alimentos
Disminución gradual de las molestias durante el día
Presencia de molestias durante un tiempo prolongado (al menos 4 meses)

Tratamiento del síndrome de boca ardiente

Estos pacientes también deben ser evaluados por gastroenterólogos, dentistas y psiquiatras, médicos especialistas en el síndrome de ardor bucal, cuando sea necesario. Asimismo, deben descartarse las causas identificadas, especialmente si existen deficiencias vitamínicas. Estas deben eliminarse y se debe beber abundante líquido. En realidad, no existe un alivio inmediato del síndrome de ardor bucal.

Dado que no existe una lesión patológica evidente, las opciones de tratamiento del síndrome de boca ardiente son limitadas.

Se ha informado que se pueden obtener resultados satisfactorios con el tratamiento psiquiátrico a largo plazo en casos de síndrome bucal. La combinación de antidepresivos y antipsicóticos puede ser beneficiosa en pacientes con depresión. Factores como la reticencia del paciente a recibir tratamiento psiquiátrico, su actitud negativa hacia los psicofármacos y la interrupción del tratamiento tras el alta pueden reducir el éxito del mismo. Determinar los factores psicológicos que pueden contribuir a la aparición de la enfermedad, así como educar e informar a pacientes y médicos sobre esta enfermedad, contribuirá significativamente al tratamiento.

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